El clima se mostraba preparado para que en cualquier momento comenzara a llover. Niebla, cielo completamente cerrado. En verdad no era el mejor día para hacer trecking, pero a veces las cosas no salen como uno lo espera. Eso no quiere decir que fueran a ser malas. Al contrario fueron espectaculares.
Fuimos subiendo de a poco, pues los primeros kilometros son de "subidita" y si a eso le agregamos que siempre estamos comiendo pan; nos costó mas.
Parecía que el traer raquetas para nieve iba a ser en vano, pero poco a poco el suelo se pintaba de blanco, primero como si hubieran salpicado el camino y después tapizado de blanco. -Era tiempo de usar las raquetas.-
Al llegar a la primer laguna; -¡wow!- no lo podía creer; el lago estaba congelado. Nunca pensé que pudiera estar tan cerca de un lago congelado.
Ahí hicimos nuestra primer parada y nos comimos las galletas y la pizza. -Nos quedaba un pedazo de queso para el regreso-.
Yo quería regresarme al tiro. Tenía frío y el clima no era lo mejor, además un tipo que andaba por ahí nos dijo que el camino para la siguiente laguna tenía mucho más nieve y la neblina no dejaba ver bien. Además añadió: Hace unas semanas unos chicos se perdieron... -Buen dato-.
Wieleke insistió en seguir un poco más; -bueno-, yo con mi cara de "ya no quiero" le seguí el paso.
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| Siguiendo a la líder... solo por unos minutos |
Minutos más tarde parecía que entrábamos a otra montaña porque el clima era completamente diferente; la niebla y las nubes se desvanecían y el sol comenzaba a brillar.
Seguimos el camino que estaba marcado por otros exploradores hasta que en un momento. No había más camino. Podíamos ver huellas de animales que seguro eran de pumas pero solo eso. No era para entrar en pánico. -Claro que cuando la nieve caía de algún árbol y hacia sonar sus ramas, yo pensaba que era un puma.
Decidimos crear nuestro propio camino y encontrar la segunda laguna. -El mapa y la brújula eran de poca ayuda-.
Por fin vimos un claro y supimos que habíamos llegado. No había nadie. Y según las huellas, éramos los únicos seres humanos que pasaban por ahí en los últimos 7 días.
Todo era mágico. -Comenzando por el silencio que nos envolvía-. El viento fresco, el sol en lo alto y rodeados por araucanías; verde, blanco y café, eran los colores que veíamos a nuestro alrededor.
El mirador del Cañi del que tanto habla la gente estaba a menos de un kilómetro según el mapa pero con nieve y raquetas nos tomaría alrededor de 2 horas llegar hasta allí. Así que decidimos divertirnos un poco. Le dimos vida a Olaf "el muñeco de nieve feliz" y a "el chapulin de nieve", hicimos ángeles en la nieve y al quitarnos las raquetas nos hundimos casi un metro en la nieve; era necesario gatear.
Estábamos por iniciar el camino de vuelta y el santuario nos despedía con un fuerte viento. Los árboles murmuraban, la nieve caía de las ramas y creaba pumas en ella; era mágico. Cerré los ojos y deje que el viento me elevara por un momento. -Dirán que estoy loco y no lo niego pero la montaña nos contaba un secreto.-
Bajar nos tomo mas tiempo de lo esperado porque debido al sol, la nieve era mas suave y el camino era muy resbaladizo.
Ya muy agotados llegamos a donde empezamos y tomamos el primer bus de regreso a casa. No sin antes quedarme dormido en la banqueta.
Al volver a casa nos encontramos con una fabulosa sorpresa. ¡Tamales de chancho!. El chef mexicano había pasado a dejarnos casi la docena de tamales. :)
Y así termina mi anécdota, pues mas no les puedo decir, se los dejo para descubrir. ;)
Pura vida!
¿ cual es el clima regular del cañi ?
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